lunes, 22 de diciembre de 2008

El destino es un maricón

Junto al batuque, y con unos verdes bien ensillados, el Coronel Suarez nos esperaba en el campo mientras acomodaba la pava encima de las llamas por enésima vez en el día. Con Andrés y Adrián partimos de fajina. El Carli peló bombacha, botas, cinto, boina y facón (desprevenidos eran los de antes). La medianoche nos atrapó en Gral Hacha. Dejamos el sulki estacionado y encaramos un raquítico churrasco a la parrilla con unas fritas de novela.

Y cuando todo hacía prever que la noche se consumiría sin pena ni gloria, el destino tiró una mano como la gente. Un micro que olía a perfume francés aterrizó en el paraje. El chofer era Pancho Dotto y el comisario de a bordo Roberto Giordano. Con los ojos atónitos quedamos todos los comensales que habitábamos la Vaca Loca cuando mujeres y mas mujeres entraron a desfilar por el estacionamiento. Qué hermoso momento Teté !!! Las modelos conquistaron el piso y centenares de suspiros. Sus caderas al viento y sus pechos inquietos incitaban nuestros más oscuros deseos sexuales. Nos escapábamos de la vaina por acertar una mirada que provocara un salto al corazón y algún posible cambio de plan, . . . pero no se vislumbraba una sola luz de esperanza en aquel túnel sombrío.

Sin ganas de seguir viaje empezamos a deambular como felinos hambrientos en derredor a la tropilla de yeguas que hacían caso omiso a la presencia de nuestras garras cada vez mas estériles. Cuando uno nace para Cantinflas, nunca llega a Casanova. Sin embargo. Inesperadamente, la noche dio un vuelco importante. Una potranca posó sus ojos sobre nuestro as de espadas y el cielo se empezó a abrir.

- Chicas miren que lindo gaucho !!! anunció una de ellas a setenta y cinco voces. El revuelo fue infernal. El Carli nos convirtió en banca y en un par de segundos la luz de esperanza nos encandiló. - Fotos con el gaucho, fotos con el gaucho !!! . . . La lluvia de flashes lo empaparon. Con Adrián y Andrés esperábamos la sobra. Los planes cambiaban lentamente. El Coronel Suarez se aburrió de mate y se fue a dormir. Los planetas estaban en línea y las yeguas se querían comer a los leones. La noche vestía pañales. Ya no se podía pedir nada mas. El dueño de la pelota repartió las percantas. Dos rubias y una morocha para voz. Una colorada y dos tostadas para voz. En lo mejor de la repartija Pancho Dotto se colgó de la bocina y el cielo se nos vino a bajo. El micro sacó el punto muerto y las ruedas se empezaron a mover. Las chicas que hacían cola para tocar al gaucho corrieron desesperadamente por la ruta hasta perderse en la oscuridad del horizonte.

Solos en la madrugada, y con cara de poker, quedamos a la orilla de la Vaca Loca escuchando las carcajadas del destino que ya se estaba yendo a dormir. Taciturno montamos el sulki y reanudamos la marcha. - Fotos con el gaucho, fotos con el gaucho !!! . . . rompió el silencio y las risas mataron el mal momento. Cuando llegamos al campo dormía hasta el batuque. Sigilosamente me metí en el sobre calentito mientras en mi cabeza los ratones se empezaban a enfiestar con la Zámolo.

Seguidamente comparto con todos ustedes los documentos fehacientes que demuestran que aquella noche nunca existió !!!


1 comentario:

Leandro dijo...

qué jodido que anda este pancho doto...
Carli, pensé que lo tuyo daba para más eh!...
Entre esto y el taxista petiso, se me cayó un ídolo MAL!!